Comisiones Obreras - FSC Cantabria | 3 mayo 2024.

El cambio de Gobierno en Cantabria incrementa la preocupación en Papelera del Besaya

    30/05/2011. Los trabajadores temen perder el respaldo del Ejecutivo, propietario de la empresa, y han solicitado entrevistas a Diego y Calderón

    30/05/2011.
    Trabajadores tras el encierro

    Trabajadores tras el encierro

    La preocupación de los trabajadores de Nueva Papelera de Besaya, empresa parada desde febrero por el hundimiento de su cubierta, se ha incrementado con el cambio de Gobierno en Cantabria. Temen perder el respaldo del Ejecutivo regional, propietario de la compañía, por lo que ya han solicitado entrevistas tanto al futuro presidente, Ignacio Diego, como al candidato a la Alcaldía de Torrelavega, Ildefonso Calderón. Ambos les mostraron su apoyo durante la campaña electoral, pero no se fían.

    Óscar Revuelta de CCOO y miembro del comité de empresa, lo tiene claro: «El tiempo se nos echa encima y necesitamos saber qué van a hacer con nosotros. El respaldo del Gobierno anterior era del 100%, pero los que vienen ahora parece que sólo piensan en recortar gastos. 150 familias dependen de su decisión y tememos ser los paganos de una guerra política».

    Volver a poner en marcha la fábrica cuesta más de 20 millones de euros, según informó recientemente a los trabajadores el propietario de la misma, el Instituto Cántabro de Finanzas (ICAF), dependiente de la Consejería de Economía. La plantilla, integrada por un centenar de trabajadores, la mayoría jóvenes, está muy preocupada porque el seguro (Allianz) no quiere hacerse cargo de los daños ocasionados tras el espectacular desplome parcial del techo de la factoría, ocurrido el pasado 18 de febrero.

    La papelera se encuentra cerrada desde el accidente y la plantilla inmersa en un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) que concluirá el próximo 18 de agosto. Los trabajadores temen que no haya una solución para esa fecha y se encuentren en la calle y con las prestaciones por desempleo agotadas, pese a las muestras de apoyo que venían recibiendo desde el Gobierno regional y el Ayuntamiento.

    La fábrica, muy endeudada, entró en concurso de acreedores y cerró sus puertas por primera vez en octubre de 2009. La plantilla tuvo que afrontar su primer ERE e inició movilizaciones. Después de un encierro en la factoría, el ICAF se hizo cargo de la papelera el año pasado con la intención de reflotarla.